sábado, 19 de julio de 2014

¿Se puede ser adicto al queso ?



¿Se puede ser adicto al queso ?

Rico y en mil variedades, contiene principios que sedan y producen placer. Su consumo es positivo, pero con medida y teniendo en cuenta sus porcentajes de grasas.

Entre los alimentos que más placer y sensación de bienestar provocan por su facultad de estimular los centros cerebrales, el queso compite cabeza a cabeza junto con, por ejemplo, el chocolate.
 
El motivo sería la caseína -una de las proteínas de la leche-, que al ser digerida produce casomorfinas, con efectos semejantes al de los opioides, entre otros, sensación de sueño y relajación ante situaciones de tensión o estrés.

El queso es un derivado obtenido de la coagulación de la leche, proceso que le otorga mayor contenido en nutrientes, como proteínas de alto valor biológico, vitamina A y el calcio fundamental para la formación de masa ósea y para disminuir el riesgo de fracturas y osteoporosis.

Untables, blandos, rallados,  light… hay para todos los gustos. Pero son los duros (reggianito, sardo, goya, provoleta o provolone) y semiduros (pategras, fontina, danbo o fynbo) los que requieren más cuidado al ingerirlos.

Cuanto más duros, más calcio y proteínas contendrán. Pero, también, mayor porcentaje de grasas y sodio, aún los rotulados como descremados. Es importante tenerlo en cuenta, en especial cuando hay sobrepeso, colesterol elevado, hipertensión arterial o riesgo de enfermedades cardiovasculares. Lo conveniente es cuidar las porciones y elegir versiones bajas en grasas: conservan el mismo valor nutricional que los enteros, pero con menos calorías, menos grasas saturadas y colesterol y, en algunos casos, menos sodio.  
Los más beneficiosos,  son los untables descremados, ricotas y variedades de Cuartirolo y Port Salut descremados.

¿Se puede ser adicto al queso? Para decir que un alimento es adictivo, quien lo come debería padecer ciertos indicadores que utilizan los médicos cuando hablan de dependencia, como son la tolerancia y el síndrome de abstinencia. ¿Por qué de los consumidores habituales de drogas ilegales sólo un tercio genera un cuadro de adicción? Esto está relacionado con la vulnerabilidad biológica de cada individuo. Investigaciones actuales muestran que los pacientes con descontroles alimentarios como obesidad o trastorno por atracón, sufren una alteración en el circuito de recompensa, una hiperreactividad a las propiedades hedónicas -que procuran placer- de la comida y una disminución en la capacidad de freno de ciertas áreas cerebrales en la corteza prefrontal que los llevan a la impulsividad y la compulsión.

Lo ideal  sería incluir todos los productos en los planes de comida,  los más gustosos y placenteros pueden ser parte de la dieta diaria, pero en porciones chicas y acompañados de otros más saludables.

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